LA PROCESIÓN

A las 2:50 horas se produjo el salto de la reja y la Reina de las Marismas, a hombros de sus hijos almonteños, se encaminaba hacia la puerta de la ermita en la que no cabía un alfiler. Un repique de campanas y un clamoroso aplauso acogió a la Virgen en su salida.

¡Qué tienes, Madre, qué tienes,
el lunes de madrugá!..

¡Qué tienes, Madre amorosa,
que cuando estás en la calle
la luna parece otra,
el romero pierde aroma
y sólo brilla en la noche
tu luz, mi Blanca Paloma!

Y así, entre vivas y salves,va recorriendo todos los simpecados hasta que los primeros rayos del sol comienzan a iluminar su cara. Y, por primera vez en la historia del Rocío, la Virgen no ha podido completar su recorrido. La rotura de un varal,que tuvo que ser atado con los pañuelos de coco que los almonteños llevan como única prenda a modo de correa durante la procesión, hizo que el paso entrase en la ermita a las 8:15 horas.Este hecho no impidió que los Simpecados fueran al encuentro de la Señora para rezarle la salve.

Un varal rompió tu vuelo
e impidió que te posaras
en el mar de corazones
que el eucaliptal aguardaba.

Como marea incesante
hasta tu casa acudieron
toitas las hermandades
para ayudarte en tu vuelo
y rezar, junto a la Madre,
las salves de amor eterno
y los vivas encendíos
de multitud de romeros.

Salve,María y Rocío,
salve, Estrella mañanera,
que conduces nuestros pasos
por la senda rociera.
Salve,Patrona de Almonte,
manantial del Amor,
Refugio de nuestras penas
y consuelo en la aflición
prótégenos en la vida
y danos tu bendición.

¡Viva esa Blanca Paloma
que nos recibe en su ermita!
Y esa Reina marismeña
rocío,sendero y guía!
¡Viva el Pastor que en tus brazos
es dueño de nuestro amor!
¡Viva mi hermandad, Bonares
¡Viva la Madre de Dios!